“Si quieres cambiar al mundo cámbiate a ti mismo”
Ghandi
Los seres humanos transitamos por la vida con la convicción de que algunos estados pueden ser permanentes y seguros. En el trascurrir de lo cotidiano, tejemos certezas, nos apegamos a objetos, a personas, a ideas y generamos nuestras propias expectativas. Todo ello, nos brinda una sensación de control.
Sin embargo, en este recorrido, nos encontramos con situaciones de crisis que nos llevan a perderlo una y otra vez:
- Crisis vitales, propias de la especie humana.
- Crisis incidentales, aquellas que nos atraviesan en lo individual dejando “huella” en nuestra historia personal.
En estos últimos meses asistimos a un evento único por sus características, un fenómeno global que ha afectado a la mayor parte de la humanidad: la pandemia por Covid 19.
El mundo dio un vuelco inesperado: lo permanente dejó de serlo, la incertidumbre se apoderó de nosotros generando sensaciones de inseguridad y aquella ilusión de “tener todo bajo control” cayó por su propio peso.
Los cambios de hábitos, de rutinas y el salir forzosamente del “piloto automático”, generaron aprendizajes, pero también altos niveles de estrés.
El estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción ante una situación de peligro o tensión excesiva (real o imaginaria). En este caso hablamos de estrés agudo: reacciones fisiológicas ligadas al instinto de supervivencia.
Pero el estrés también puede hacerse crónico, realidad bastante frecuente en nuestra cultura moderna y occidental: cuando la tensión provocada por un estímulo (estresor) se intensifica, se prolonga en el tiempo o se reitera una y otra vez, el estrés se vuelve crónico afectando gravemente nuestra salud mental, física y/o espiritual.
La pandemia y el aislamiento nos llevaron a hacer una pausa y salir del “automatismo”. En un lapso de tiempo muy breve tuvimos que re-dirigir la atención al AQUÍ y AHORA, a lo que sucedía en el PRESENTE para poder —en el mejor de los casos— sentir, observar, registrar y empezar a comprender para dejar de hacer en un “sin sentido” y centrarnos en el SER.
En este tiempo ¿se han planteado preguntas tales como:
Necesito modificar algún aspecto de mi vida?
Cuáles son mis prioridades, lo urgente o lo importante?
Hacia dónde quiero ir?
Si te hiciste alguna de estas preguntas ya diste el primer paso!! El PENSAMIENTO, de por sí, es parte esencial en un proceso de cambio. Nuestras emociones y modos de ser y actuar dependen, en gran medida, de la “evaluación cognitiva” que nosotros hagamos de ellas: el pensamiento se instala como un acto voluntario, centrado y focalizado para actuar como agente transformador de nuestras emociones y conductas.
Es decir, tomando un rol activo podemos trabajar sobre el equilibrio
para reducir los niveles de estrés y alcanzar estados de bienestar revisando y corrigiendo patrones aprendidos en el pasado que nos condujeron a situaciones de insatisfacción, infelicidad o enfermedad.
De allí la importancia y necesidad de construir hábitos saludables para mejorar nuestra calidad de vida, desarrollar empatía con nuestros semejantes y reestablecer un vínculo armónico y en sintonía con el mundo natural porque somos responsables y parte de él.
Una posibilidad de cambio es realizar un camino hacia el auto-conocimiento.
La Musicoterapia, la Psicología Positiva y el Mindfulness —disciplinas del campo de la salud, la conducta y las neurociencias— nos ofrecen la posibilidad de integrar sus conocimientos y realizar prácticas de auto-cuidado con el fin de:
- Calmar la mente y percibir el mundo “activamente”
- Desarrollar la auto-conciencia y la auto-reflexión
- Flexibilizar el pensamiento
- Regular las emociones y modificar conductas
- Ampliar los estados de conciencia
- Estimular la creatividad
- Reducir los niveles de estrés
- Aspirar a una vida más plena
Nunca es tarde para hacer un cambio, nunca es tarde para aprender
«La práctica nos modela, nos desarrolla y nos modifica»
Lic. Raquel Gómez
Musicoterapeuta – MN: 475 (Usal).
Especialización en Neuromusicoterapia.
Formación en Psicología Positiva Aplicada,
Mindfulness y Psiconeuroaprendizaje.